lunes, 2 de noviembre de 2009

¿La Psicología es una ciencia, ciencia… ciencia?

Desde nuestra formación como Bachilleres en centenares de Colegios y Liceos del país, siempre se cataloga qué tipo de carreras son adecuadas de cursar para cada género. Los títulos de ingenieros, abogados y médicos suenan, según el argot popular, adecuadas para el sexo masculino, mientras que la enfermería, la nutrición, la odontología y la psicología podrían bien atribuirse al género femenino. Claro está, esto parte de creencias elaboradas en procesos de aprendizaje social muy complejos que incluyen todas las esferas o ámbitos de desenvolvimiento de ciertos individuos en determinada zona geográfica, con sus respectivas raíces históricas e infinidad de procesos paralelos. Es algo no comprobado, pero en lo cual todos creen. Sobre esta idea, autores como Kerlinger y Lee (2002) disertan brevemente en torno a cómo los estereotipos sobre lo que es y debe ser llamado ciencia han modificado las opiniones del lego acerca del tema.
Desafortunadamente, la Psicología no sólo ha sido víctima de creencias como la anterior, sino también de los argumentos que se erigen para darle consistencia a dicho enunciado. Las personas fieles a “los números” siempre verán con cierto escepticismo a la Psicología. Una vez recuerdo haber escuchado decir: “yo al menos estudio algo que existe”, me dijo un futuro egresado en Ingeniería de una prestigiosa universidad. No es necesario explicar que enunciar que la Psicología es una ciencia, puede resultar en un torbellino de risas y bromas pesadas por parte de aquellos que profesan encontrarse sumergidos en la ciencia, propiamente dicha. Ante semejante situación, los estudiantes de nuevo ingreso de las casas de estudio en Psicología, encuentran un reto mayor que hacerle entender al escéptico sobre sus declaraciones: deben lidiar consigo mismo sobre si la Psicología es (o no) una ciencia.
En la eterna búsqueda de respuestas, es imposible no sentir cierto morbo cuando nos acercamos a cualquier texto sobre Filosofía de la Ciencia, para ver el puesto que goza nuestra ciencia entre las otras formas válidas de conocimiento científico. La ciencia se presenta como una forma de obtener conocimiento exacto, teórico, verificable, sistemático, útil y explicativo. Es parsimoniosa, falible, metódica, clara, comunicable, predictiva y analítica sólo por nombrar algunas características. La ciencia es el conocimiento y las formas de obtenerlo derivan en el método científico, un proceso que consiste en un adecuado planteamiento de preguntas y su correcta respuesta para obtener una mejor comprensión del mundo, para resolver problemas, etc. (Feldman, 1998).
Ahora, definiendo algunos puntos clave, es necesario tomar en cuenta que la ciencia tiene como objetivo generar teorías, explicar los fenómenos de la naturaleza y elaborar predicciones sobre dichos fenómenos (Kerlinger y Lee, 2002).
La Psicología se define como la ciencia que estudia el comportamiento y los procesos mentales (Feldman, 1998). Es una definición básica pero que utiliza el elemento a discutir: es una ciencia. En un juego de palabras, empleando la lógica de los pensadores griegos, podemos afirmar que si la psicología es una ciencia, por lo que, la psicología debe pretender generar teorías, explicar fenómenos y elaborar predicciones. Si esto es cierto, entonces, por simple que parezca, la psicología es una ciencia.
¿La psicología utiliza el método científico? Sí, utiliza una versión actualizada del mismo; descubre el problema, lo plantea precisamente, emplea instrumentos, crea tentativas de solución, inventa nuevas ideas, obtiene soluciones posibles, investiga sobre las consecuencias de dichas posibles soluciones, las contrasta y las corrige (Villoro, 1980). La psicología plantea el método científico como una estrategia de la investigación que debe emplear para la producción de conocimiento, convirtiendo así al método en lo que realmente es, una posible fórmula, nunca exacta de la producción del conocimiento. El método no suple al talento sino que lo ayuda (Villoro, 1980).
La psicología persigue la predicción y el control de los fenómenos que estudia, como cualquier ciencia, emplea el método científico, utiliza estrategias para acceder y construir nuevos conocimientos. La Psicología construye teorías, manipula variables (control), formula hipótesis, contrasta resultados y otras investigaciones. Esto pone de relieve que existen numerosos argumentos sólidos para “aclararle” a cualquier interesado que la Psicología sí es una ciencia. Una ciencia, ciencia… ciencia.
El problema entorno a cómo se debe describir el hecho científico es lo que lo hace complejo. Si la ciencia conlleva una pretensión donde el método científico es el gran juez de la retórica de la verdad (Ibáñez, 1993), pues bien, no somos nosotros los que construimos el criterio de validez de los conocimientos científicos, sino los hechos, los datos, es decir, la realidad. La realidad carga con la enorme encomienda de dar cuenta de los hechos como no científicos, como presas del sentido común o como parte de la propia construcción científica (Elliot, 1974). Si se plantea, como arguye Ibáñez (1993), que los criterios de la ciencia son independientes a nosotros, escapa a nuestras opiniones y es inmune a nuestras apreciaciones, ¿esto de alguna forma complica la aseveración de la psicología como ciencia? A mi juicio, el planteamiento de utilizar el “método científico” como un creador de objetividad y verdad, resulta ser un grave error de subestimar las condiciones reales de formación y existencia de cualquier fenómeno (más aún si el mismo es de naturaleza humana). La excesiva manipulación y reduccionismo de algunas prácticas experimentales pueden llevar a la pérdida de información y aumento de la artificialidad de la llamada realidad psicológica que habla Ibáñez (1993). Ahora esto no quiere decir que la Psicología sea un arte y no una ciencia. ¿La Psicología es un arte? Sí, si arte significa una feliz conjunción de experiencia, destreza, imaginación, visión y habilidad para realizar inferencias de tipo no analítico, entonces, todas las disciplinas son un arte. Por consiguiente, no se trata de si un campo determinado de la actividad humana es una arte, sino si, además, es científico (Bunge, s/f).
En conclusión, soy partidario de la opinión de Ibáñez (1993) en torno al argumento donde después de un complejo proceso donde concurren múltiples redes sociales, conjuntos de convenciones (verdades a grosso modo), estrechas relaciones de poder, infinitos procedimientos teóricos, etc. es luego de este complejo proceso social que la pretensión de lo que debe ser la ciencia dicta que este hecho científico debe serlo, si y sólo si, logra independizarse y autonomizarse del proceso que lo produjo: algo que estaba allí, esperando a ser descubierto. La inmaculada concepción se vuelve una paradoja para la misma ciencia que no acepta estos dictamines doctrinarios. Un proceso sin sujeto es algo que en la actualidad, no amerita mayor discusión, es imposible. ¿Acaso la ciencia actúa como una doctrina con métodos más refinados para convencer que son la única forma de crear conocimiento? Respuesta obvia. La Psicología se ha visto salpicada por estas discusiones por el carácter eminentemente hermenéutico de sus resultados. ¿Somos culpables de que nuestro objeto de estudio requiera una doble hermenéutica? El comportamiento humano jamás ha sido de fácil comprensión.